Este es el relato del parto en casa, de Charo, mi tercera hija.
Antes que nada quisiera aclarar por qué elegimos que Charo, naciera en casa, la razón más grande era que no quería que ella fuera sometida a las intervenciones que por rutina le hacen a los recién nacidos. Con mis otros dos hijos, no tenía información, por eso no pude elegir. Tampoco quería ser yo víctima de intervenciones innecesarias. Y por último, elegimos la tranquilidad de estar en casa los días posteriores al parto.
Por otro lado quiero aclarar que, un parto en casa no es algo sin planificación y sin acompañamiento de especialistas. Desde los tres meses de embarazo, tuvimos consultas de 2 horas con las parteras, en las cuales exponíamos nuestras dudas, consultas y ellas son informaban sobre los estudios que por rutina correspondían al período que transitábamos. La elección de hacerlos o no era nuestra. Me informé, leí y vi muchos videos de partos respetados. Confiaba en mi cuerpo, en que podría junto a mi hija hacerlo sin intervención desmedida. SÍ con el acompañamiento y los conocimientos de las parteras que nos acompañaban pero siempre siguiendo mi fisiología.
Todo empezó el 24 de septiembre a la 1:30 am. me levanté al baño y sentí que tenía el pijama mojado, cuando me levanto de hacer pis veo que sigue cayendo líquido, a lo que supuse que había roto bolsa (no sabía cómo era romper bolsa ya que en mis otros partos, me las rompieron en la clínica). Decido volver a la cama. No logro quedarme ni 2 minutos que vuelvo al baño ahora con ganas de defecar. Luego comienzo a sentir algunas contracciones, con lo cual decido ir a buscar mi celular para mandarle un mensajito a una de mis parteras. En eso se despierta Cristian, le cuento que rompí bolsa y tenía contracciones. Se levanta y me dice “voy de una corrida a la panadería a llevó el pescado, que tengo en la heladera y vuelvo así ya me quedo acá con vos” En ese momento mis contracciones comienzan a ser más intensas y seguidas y siento claramente que Charo había bajado. Le pido que no se vayas y que la llame a Ana para que vengan ya!!!
Hablo con Ana, una de mis parteras, le comienzo a contar cómo me sentía, en el medio aparece una contracción me pide que sostenga el teléfono para escucharme. Ella me escucha y me dice voy para allá ya la llamo a Silvia (la otra partera). A todo esto eran las 1:50 am. Las parteras en camino… los chicos en su dormitorio durmiendo y nosotros en el baño, llevando cada contracción, ya cada 2 minutos. Le pido a Cris que me frote la espalda con cada contracción.
Decido entrar en la ducha para que el agua caliente me ayudara a llevar las contracciones en la zona lumbar donde más me molestaba, no podría decir que dolía… le comentó a cris: “la siento muy abajo siento que va a salir, volvé a llamar a las chicas”. Estaban en camino. La intensidad era cada vez mayor, le digo: “me preocupa que si esto es el principio cómo será el final” a lo que él me contesta “no creo que se ponga más intenso que esto”. Era verdad, estaba en el expulsivo. Lo único que le decía a Cris era “vos agárrala” y él me decía “quédate tranquila yo la atajo”. Y así fue de golpe le digo “va a salir”. Y sale la cabeza de Charo sale. En ese momento me acordé que para no desgarrarme tenía que esperar a la próxima contracción para que saliera el cuerpo, y así fue. Cris, la recibió, Charo lloró, hasta que me la pasó y se calmó. Estaba toda cubierta de unto, con un hermoso color rosado y sus ojos bien abiertos. A las 2:15 am.
Cris mientras volvió a llamar a las parteras para ver qué hacíamos, nos dieron la indicación de abrigarla con los toallones, prender todas las estufas y meternos en la cama piel con piel, hasta que llegaran. Charo muy tranquila a upa mío y yo obnubilada por sus ojos. Se prendió sola a la teta. Diez minutos después del parto llegaron las parteras, felicitándonos por el equipo que habíamos hecho. La revisaron sin separarla de mí y todavía sin cortar el cordón. Al rato cuando el cordón dejo de latir nos sugirieron que Cris lo cortara para que yo me sentara en el banquito de parto y expulsara la placenta, (algo que tampoco había hecho en mis partos anteriores). Me senté y estuve más de una hora, para poder lograrlo. Después de varias contracciones , salió. Lloré y me abracé a Silvia y Ana. El parto había terminado, sin ningún tipo de intervención innecesaria, sin tactos, sin desgarro, sin episiotomía, sin anestesia, y lo más importante sin exponer a mi hija a ningún tipo de manoseo y ni separaciones. Sin movernos de casa. A las 7, ya solos en casa despertamos a Olivia (7 años) y Lisandro (4 años) para que conocieran a su hermanita.
Las dos estábamos en perfectas condiciones. Ahí entendí cuando aquello que había leído más de una vez: el parto es un acto fisiológico del cuerpo, como estornudar, o digerir. Parí en 45 minutos y pude percibir cada cosa que iba pasando. Claro que no lo podría haber hecho sola, Charo ayudó , ella también sabía cómo hacer para nacer. Además del acompañamiento y la confianza que tenía Cris en mí, confiaba que podía hacerlo como mujer y él se animó a ser partero. Y estaré por siempre agradecida por la sabiduría de mis parteras que me acompañaron para expulsar la placenta y en cada consulta pre y post parto. Por siempre en NUESTROS CORAZON.
Espero que mi relato les sirva a otras mujeres para saber que se puede. Para vencer el miedo y confiar en que nuestros cuerpos y el de nuestros bebés saben cómo nacer.
Hermoso realto!!!!!
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