Cuando me preguntan a qué me dedico, me limito a decir “ayudo a las madres con el tema de la lactancia”. Pero cuando lo pienso mejor, no solo las ayudo, con lo estrictamente técnico, como corregir la postura, la prendida, explicar tiempo y frecuencia, sino que lo más importante es acompañar y contener a la mamá. Creo que el éxito de mi profesión es la compañía que las puericultoras brindamos a las mamás, aunque no sea cara a cara.
Las madres se sienten juzgadas por los pediatras, y suele pasar que, muchas veces, tienen que bancarse comentarios negativos de la propia familia además. Ahí estamos nosotras, para desmitificar los comentarios en contra de la lactancia y explicar lo que los médicos muchas veces no explican.
Lo más gratificante es hacer foco en lo que muchas veces se deja de lado por médicos o por familia: el placer que le da a las madres y sus bebés amamantar cuando todo se acomoda y la lactancia fluye. Cuando pasa el caos de los primeros días, todo se encamina y mi felicidad profesional y personal es infinita cuando escucho a las mamas decir que valió la pena el esfuerzo del principio.
Desde mi pequeño lugar, trato de poner mucho esfuerzo en dar ánimo, en acompañar sin juzgar, en transmitir confianza para que no bajen los brazos y poder juntas superar los obstáculos que puedan aparecer durante toda la lactancia. ¡No están solas! ¡Yo estoy para acompañarlas!
Puericultora Ximena Clérico 